lunes, 8 de diciembre de 2008
cantes flamencos!
El cante gitano
El cante gitano se caracterizaba por su sobrio acompañamiento. Muchas veces se cantaba „a palo seco“, sin acompañamiento. La apoteosis del cante eran las bodas, y en ellas no entraron las guitarras hasta el siglo XX.
Las letras o textos tratan la propia vida, la autobiografía cantada en primera persona. Eran para cantar en el ámbito familiar. El canto gitano canta las vivencias inmediatas sin generalizaciones afectivas o éticas. Las letras gitanas no son melodramáticas, sino auténticamente vividas y expresadas de forma directa.
El cante andaluz
Las letras del cante andaluz eran más literarias, pretenciosas y expresaban sentimientos comunes. Eran versiones populares de poesías cultas, y a veces procedían del teatro y de la zarzuela [especie de opereta española].
Este dualismo entre cante gitano y cante andaluz se fue atenuando con el tiempo y dio, a través de influencias mutuas, el hoy llamado cante flamenco.
Los gitanos
El nombre de gitanos viene de adjetivo egipcianos o procedentes de Egipto. También se les llamó entonces grecos o cíngaros. Pero el verdadero país de origen es el Pakistán o la India.
No sabemos, sin embargo, de qué región de la India vienen exactamente. Probablemente de la región montañosa del norte de la India: Kush y el Punjab. De aquí partieron en gran oleada migratoria hacia el siglo IX después de Cristo.
Las migraciones gitanas en Europa son del siglo XIV-XV. Se asentaron durante siglos en Grecia, desde donde irradiaron hacia la Península Balcánica. Un grupo siguió hacia el centro de Europa y penetró por los Pirineos, llegando a Barcelona hacia 1447. Otro grupo llega también en el siglo XV a Andalucía procedente del Norte de África.
Estos gitanos que llegaron a Andalucía fueron bien acogidos e incluso protegidos por la nobleza española. Era un pueblo de herreros, con fama de magos con relaciones con potencias infernales, típicas de los pueblos herreros. Esta profesión de herreros y magos causó naturalmente el recelo de los pueblos agrícolas.
Los gitanos en España
Desde su entrada durante el reinado de los Reyes Católicos, los gitanos vivieron marginados socialmente y perseguidos. Hasta el reinado de Carlos III en el siglo XVIII no adquirieron derechos de ciudadanía y legitimidad jurídica. Sin embargo, hay que decir que Andalucía nunca les fue adversa. Allí fueron bien acogidos debido a que en la región que constituye aún hoy el triángulo del verdadero flamenco: Sevilla, Jerez de la Frontera y Cádiz, vivían entonces muchos moriscos que no habían sido expulsados de España. Allí se fueron asentando los gitanos. Cuando llegaron los gitanos, esta región estaba habitada por fuertes grupos de moriscos (mudéjares convertidos al cristianismo a la fuerza y luego expulsados en el 1609). Entre estos moriscos encontraron los gitanos una buena acogida.
Así encuentran los gitanos en Andalucía un pueblo alegre, hospitalario, sin prejuicios culturales y con una tradición milenaria. Andalucía había sido invadida por muchos pueblos ve- nidos del Oriente, de modo que los gitanos eran restos de las culturas orientales que habían conocido en su peregrinar desde la India. Parece que a su llegada a España, les causó una gran admiración la música moruna.
El folklore andaluz
Hay muchos testimonios en la Antigüedad de la nativa actitud andaluza para cantar y bailar.
Fuentes muy antiguas nos dan testimonio de la vocación musical de los andaluces. Los autores romanos Juvenal y Marcial describen el arte de las muchachas de Gades (Cádiz) para bailar.
El triángulo Sevilla - Cádiz - Ronda, con centro en Jerez de la Frontera, fue el terreno propicio para asimilar los ricos elementos musicales implícitos en las diversas culturas que convivieron en Andalucía y se superpusieron desde el siglo VIII al XV después de Cristo.
Tenemos los siguientes elementos musicales en el folclore andaluz:
a) Modos JÓNICO y FRIGIO (dramático y cromático) inspiradores de la liturgia bizantina-griega, mantenida en Córdoba hasta el siglo XIII por la Iglesia Mozárabe.
Esta clase de música influyó mucho en el flamenco.
b) Primitivos sistemas musicales HINDÚES transmitidos por sirios y por el cantor y compositor de Bagdad llamado Ziryab. Estos sistemas musicales influyeron en el enharmonismo y en el estilo reiterativo y ornamental de algunos cantes, como la seguirilla de Curro Durse.
c) Cantos y músicas MUSULMANAS, introductores de la „gama oral“ (derivada de la chino-iraniana), y de la categoría musical de la medida. Huellas de esta música las tenemos en los así llamados melismas del flamenco. La fama es extraña al cantor popular. La influencia se mantuvo hasta el siglo XVII. El fandando andaluz y un buen ejemplo de esta influencia.
d) Melodías salmodiales y sistema musical judío entre el siglo IX y XV. La influencia en el flamenco de estas melodías la vemos en las seguiriyas y en las saetas (emparentadas con la oración hebrea „Kol Nidrei“).
e) Canciones populares MOZÁRABES, de tipo indígena, autóctonas andaluzas. Anteriores a estas canciones mozárabes son las cantigas de gaditanas. A este estilo de canto pertenecen las jarchyas. Mozárabes son también las zambras, tan caras a muchos califas cordobeses.
Estos elementos muestran la convergencia en Andalucía de los más diversos influjos: orientales, helénicos, semitas, autóctonos, laicos, religiosos, sinagogales, inocaciones muezínicas, liturgias griegas, liturgias visigóticas, canciones cultas de Ziryab, melodías hindúes y persas, melopeas bereberes, jarchyas mozárabes, canciones irquesas de Achfa de Bagdad.
Hasta el siglo XV, la cultura musical arábigo-andaluza dio la tónica a toda la Península Ibérica.
El cante gitano
No tenemos noticia alguna en el siglo XVII de la existencia de algún tipo de algo parecido al flamenco. El siglo XVII usa la palabra solamente para designar a los habitantes de los Países Bajos [Holanda]. El siglo XVII es es la fase preparatoria del cante flamenco, en él persisten los elementos de tradiciones musicales arábigo-andaluzas.
Los gitanos entran en el siglo XVI en Andalucía y se van aclimatizando entre los siglos XVI y XVIII. Las provincias de Sevilla y Cádiz, que aún conservaban un buen porcentaje de moriscos, fueron el terreno más propicio para ellos.
Con los materiales musicales dispersos en los campos de Cádiz y Sevilla, entre la población campesina morisca y andaluza, los gitanos (buenos herreross) forjaron los primeros cantes flemencos, integrando en ellos las diversas tradiciones musicales que encontraron vivas en la población morisca de los campos bajoandaluces. A esto aportaron los gitanos su poderosa capacidad para amalgamar diversos estilos y culturas.
Venidos desde la India o el Pakistán, los gitanos recogieron a su paso por el sur de Europa diversos cantes de diversas culturas orientales. En Andalucía encontraron un folclore hermano, que les recordaba el suyo. Entonces, en su innata capacidad de asimilación, absorben cantos y danzas diseminados en el pueblo andaluz. Refunden elementos dispersos y crean o, mejor dicho, forjan algo completamente nuevo: el cante flamenco.
En su cante refundieron el tradicional sentido del ritmo y la danza de Cádiz. Las canciones campesinas de agricultures moriscos de Sevilla y Jerez. Resabios judaizantes, y todo el folklore orientalizado andaluz. Los gitanos aportaron su apasionamiento, su sentido trágico de la vida, su tradición cantora, llena de reminiscencias hindúes, su nativo don del ritmo y, sobre todo, su arte supremo de la forja (en este caso, la forja musical).
El flamenco es pues el resultado de la forja de dos elementos: el gitano y el andaluz.
Hasta que no empezaron a cantar los gitanos por seguiriyas, soleares y romances, no se puede hablar de flamenco.
Pero hasta que no llegan a Andalucía y se asientan en Sevilla y Cádiz, los gitanos no cantan nada parecido al flamenco.
Y solamente los gitanos asentados en esta región cantan flamenco.
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